3 de agosto de 2011

Eugenio Zaffaroni no quiere renunciar

El ministro de la Corte Suprema, Eugenio Zaffaroni, insistió hoy que no va renunciar a su cargo, dijo que hay una "campaña" para forzarlo a alejarse de su función, y negó versiones periodísticas acerca de que había mantenido contacto con funcionarios de gobierno para analizar su situación.

Señaló que la situación generada a partir de las denuncias sobre el funcionamiento de prostíbulos en inmuebles de su propiedad “tiene como propósito hacerme renunciar” como miembro del máximo tribunal, pero advirtió que no lo hará.

“Esto es parte de una campaña que tiene un objetivo, que es hacerme renunciar a la Corte. Hay un sujeto que usa mi nombre en Twitter y ha divulgado esa versión. Han llovido preguntas periodísticas a la presidencia de la Corte a este respecto, pero no pienso renunciar”, aseguró al hablar por radio Continental.

El ministro admitió que esa situación es algo que lo "supera” y lamentó que “algo que tenía que resolverse en el ámbito de los consorcios, una desnaturalización de los contratos, se haya convertido en una cuestión nacional” y aseguró que “es víctima” de ello.

“Me duele estar en medio de un escándalo político de esta naturaleza, en medio de una campaña electoral”, dijo, y sostuvo que la noticia aparecida hoy en el diario La Nación, en la que alude a su presencia ayer en la Casa Rosada y a eventuales reuniones con ministros y funcionarios del gobierno, “es absolutamente falsa”.

“Ayer fui a hacer un trámite al centro y luego me fui a mi casa, a cenar. No estuve en la casa de Gobierno, ni con (el secretario general de la Presidencia, Carlos) Zannini, ni con (el ministro de Justicia, Julio) Alak, a quien no veo hace semanas o meses”, indicó.

Zaffaroni, señaló luego haber recibido la solidaridad del Presidente de la Corte y desde distintos ámbitos, pero señaló que su deseo es que “esto no se magnifique” aún más.

El ministro vinculó luego los ataques en su contra con el pensamiento de quienes le atribuyen un poder del que carece y señaló que comenzaron cuando se echó a rodar la versión sobre su supuesta candidatura a la vicepresidencia de la república.

“Desde entonces se me atribuye un poder que no tengo, ni tendría ganas de ejercerlo”, explicó.

Recordó también que desde entonces se convirtió en blanco de una modalidad conocida con el nombre (del premier italiano, Silvio) Berlusconi, y que apela a una técnica deplorable de descalificación, orientada a erosionar el prestigio de las personas y a destruir la democracia.

“No quiero ponerme paranoico pero esto se da en el contexto de que me toman las cuentas de mail y mandan mails falsificados”, puntualizó, y señaló que le llamó mucho la atención que le lleguen “mails extraños de personas y entidades con las cuales no tengo vinculación en mi cuenta, tras lo cual empezó este disparate, esta novela, donde pretenden hacer suponer que soy parte de una red de explotación".

El integrante de la Corte aseguró no tener inconveniente en “dar las explicaciones que correspondan en la Cámara de Diputados o donde sea; mi comportamiento es absolutamente público y me molesta mucho estar en medio de un debate que pasó de un problema de consorcio a una cuestión política central”.

Deploró luego la actitud de quienes convirtieron la situación en un "vendaval político".

“Si después de treinta años me propusiera cometer un delito, no lo haría con departamentos de mi propiedad, con alquileres de poco monto que no superan los 1.500 o 1.600 pesos en promedio”, porque “sería un tonto y creo haber demostrado que no lo soy”, explicó.

Zaffaroni señaló finalmente que tras las denuncias sobre el destino que le daban los inquilinos a esos bienes “lo que hice ha sido negociar la rápida desocupación de los inmuebles” y consideró que en el lapso de una semana, el tiempo acordado para que retiren los muebles y otras pertenencias, estarán desocupados.

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